Las ferias de arte, que reúnen a personas procedentes de todos los rincones del mercado del arte, suelen ofrecer oportunidades para cerrar acuerdos y hacer negocios, pero rara vez evocan sentimientos de comunidad y apoyo colectivo. La Frieze LA de la semana pasada aunó a la perfección el éxito del sector con una boyante muestra de apoyo a la comunidad artística de Los Ángeles, que se tambalea tras los devastadores incendios forestales que asolaron la ciudad a principios de año.
Recapitulemos
Además de presumir de casetas agotadas y elevadas ventas de nombres consagrados, dentro y fuera de la feria, muchos actores alzaban las voces de los angelinos y apoyaban las artes mediante actos benéficos y ventas de donativos por toda la ciudad. Bajo la carpa, Black Trustee Alliance's Recuerdos de la tierra era un conmovedor viaje sonoro narrado por residentes de Altadena que recordaban las secuelas de los incendios. Apagar el ruido y sumergirse en las evocadoras crónicas mientras los asistentes a la feria pasaban de un lado a otro fue un respiro adecuadamente cargado y aislante, que intensificó la conmovedora experiencia.
Dondequiera que uno fuera, la gente parecía especialmente jubilosa y alegre. Unas buenas ventas siempre provocan un suspiro de alivio como indicador positivo del mercado, y cuando ese éxito levanta al mismo tiempo a una comunidad tan vibrante y vital en un momento de necesidad, todos salimos ganando. En Los Ángeles se vio lo mejor del mundo del arte.
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