Uno de los artistas más influyentes e importantes, Winslow Homer nació en Boston en 1836. Se le considera uno de los más grandes realistas estadounidenses del siglo^XIX y, aunque nunca aprendió ni se alineó con ninguno de los principales movimientos, como la Escuela de Barbizon, su influencia y reconocimiento son generalizados, y su proceso marcó un giro respecto a las obras de infusión divina de los paisajistas anteriores.

Homer creó esta obra en 1879, época en la que se centró principalmente en paisajes idílicos, imágenes de niños y jóvenes adultos al óleo y a la acuarela. Durante este periodo, se convirtió en miembro de The Tile Club, un grupo de artistas que discutía ideas y organizaba excursiones de pintura. Entre otros miembros se encontraba William Merritt Chase.

La Pastora fue un tema que retomó en múltiples ocasiones, ya que le permitía representar paisajes pastoriles, cimentados por mujeres jóvenes. A pesar de su belleza, también podemos percibir el trabajo y la labor que conlleva el entorno rural, la figura solitaria que se ve realzada por los tonos verdes y las manchas rojas y anaranjadas. Al igual que Rembrandt y otros pintores de la Antigüedad, Homer dota a sus temas de contenido emocional y personalidad. 

La década de 1870 sería una época crucial para Homer, ya que se alejó de la ilustración para experimentar con nuevas formas y medios. Entre 1873 y 1905, Homer creó casi 700 acuarelas. Casi todas sus obras de la época de la Reconstrucción del Sur se encuentran en colecciones de museos, lo que demuestra su importancia. Como el propio Homer señaló: "Ya verán, en el futuro viviré de mis acuarelas".