Modernismo judío Parte 2: Figuración de Chagall a Norman
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La muestra se abre con Marc Chagall, uno de los artistas más destacados del siglo XX, que fusionó su origen judío para crear un influyente modo de modernismo. Estas vibrantes litografías de Chagall son deliciosos ejemplos del lenguaje visual modernista que desarrolló. Gran parte de su voz única derivó de la síntesis de su identidad judía y las tendencias modernistas aplicadas a diversos temas.
Sin embargo, Chagall nunca se limitó por su religión. Las demás litografías demuestran su capacidad para adaptar diferentes temas y asuntos a su estilo único. Chagall incluso realizó las vidrieras de la iglesia de San Esteban en Maguncia, Alemania.
La exposición también explora el impacto de la identidad judía en artistas como Camille Pissarro. Pissarro nació en el seno de una familia judía en la isla de Santo Tomás. Aunque nunca fue el tema explícito de sus obras de arte hechas para el consumo público, su identidad ceñía su punto de vista político y cultural, especialmente su énfasis en los agricultores y trabajadores del campo. Para el artista, la tierra y los trabajadores están relacionados y entrelazados. Pissarro también tuvo que enfrentarse al creciente antisemitismo debido al caso Dreyfus, lo que influyó en su enfrentamiento con otros artistas, como Paul Cezanne y Edgar Degas. Sin embargo, el espíritu pionero de Pissarro y su capacidad para cambiar de estilo le han dado el nombre de "Padre del Impresionismo".
Irving Norman nació en Lituania en 1906 y fue un inmigrante judío en Estados Unidos. Como surrealista social, sus cuadros capturan el trauma de la vida moderna durante el siglo XX, informados por sus propias experiencias personales, incluyendo la de soldado que defendía la República Española de los nacionalistas fascistas de Franco. Oscuro y a menudo violento, Norman creía que sus pinturas y el arte en general tenían el poder de cambiar la sociedad y nuestro comportamiento. Estos cuadros no son sólo tótems de destrucción, sino una llamada a la compasión de la humanidad.
A caballo entre la abstracción y la figuración, Roy Lichtenstein se convirtió en un pionero del arte pop. La identidad judía de Lichtenstein influyó en su arte de forma más indirecta, ya sea por la sutil discriminación en materia de vivienda a la que se enfrentó mientras crecía o por su adhesión a una fraternidad judía. Mucho más directa, pero aún sutil, fue la influencia judía de los cómics que definieron el estilo del artista. Los artistas de estos cómics solían ser judíos, como Jack Kirby e Irv Novick.
William Kentridge nos lleva al arte contemporáneo. Las obras de Kentridge están cargadas de análisis de las relaciones políticas y sociales derivadas de su propia identidad como sudafricano blanco y judío. Con un toque teatral, sus obras se deslizan hacia un bello absurdo que aborda la historia del Apartheid y sus efectos. De Norman a Kentridge, podemos ver una línea que atraviesa la política y el arte influidos por la propia identidad y experiencias judías.
Otros artistas de la exposición son Alex Katz, Morris Louis y George Segal.