Maurice Golubov

"He tenido una mente abstracta desde muy pronto... Quería poner orden en el caos. Empecé a poner una línea aquí y otra allá, para darle un sentido visual. Empecé a hacer paisajes de la mente".

Heather James presenta una exposición de pinturas de Maurice Golubov, uno de los primeros pioneros del arte abstracto en América. La carrera de Golubov abarca toda la era del siglo XX, cuando la pintura de caballete y la escultura dominaban el arte. Su obra temprana resuena bien con el movimiento modernista estadounidense, anticipa, y luego ensombrece discretamente, el dibujo de varios expresionistas abstractos de la Escuela de Nueva York, como Bradley Walker Tomlin, por ejemplo, y finalmente, sin planificar su trayectoria como artista, estalla en redes cada vez más complejas de formas informativas estrechamente empaquetadas; un lenguaje propio y lleno de imaginación sin límites.

Hay muchas versiones de la abstracción. Pero Golubov es una figura particularmente conmovedora y solitaria en el arte del siglo XX; la rara avis entre los muchos artistas de vanguardia que buscaban expurgar el pasado, no resucitarlo. Rembrandt, Rubens, Tiziano y Cezanne le inspiraron, no Mondrian, Picasso o Matisse. Como resultado, Golubov trabajó dentro de un verdadero vacío sobre sí mismo, y es importante reconocer y celebrar lo que es único en su obra. Por ejemplo, no comunicaba las ideas como lo haría Malevich al transmitir una realidad de mayor dimensión en su característico lenguaje formal diagramático y de bordes duros.

La Gestalt describe nuestra capacidad de reconocer patrones y hacer asociaciones, de agrupar objetos en unidades mayores y de relacionar y agrupar objetos de forma similar. El misticismo podría tener cierta influencia en las últimas obras, de las que Sin título (50 pulg. x 40 pulg.) o Sin título (26 pulg. x 34 pulg.) son fantásticos ejemplos, pero parece claro que Golubov consideraba estas formas como una estructura y no como una escritura mística, y que las formalidades geométricas proporcionaban un conjunto gestual que representaba lo que él caracterizaba cada vez más como una aventura exploratoria en el ámbito de la cuarta dimensión, un discurso teórico de importancia vital expresado en una rica tradición pictórica de lucha con las dimensiones superiores.

Contó con Max Weber, Lyonel Feininger y Stuart Davis entre sus primeros amigos artistas; Ad Reinhardt, Jackson Pollock, Theodore Stamos y Robert Motherwell más tarde, y cuando Arshile Gorky cruzó el parque de Union Square para una visita en su estudio de la calle 14 y se ofreció a cambiar uno de sus cuadros por uno de los de Maurice, fue un momento que merece la pena relatar como ejemplo del respeto que todos le profesaban.

De hecho, Maurice Golubov, un artista de espíritu independiente y con una temprana preocupación por el misticismo judío y las filosofías orientales y trascendentales, traspasó los límites del arte abstracto para abrazar una empresa espiritual que pretendía representar una realidad más allá del mundo de la experiencia cotidiana; un reino de potencial y posibilidades infinitas.

Maurice Golubov fue miembro durante mucho tiempo de la American Abstract Artists y de la American Federation of Modern Painters and Sculptors. Su obra fue gestionada durante muchos años por Hugh Stix de The Artists Gallery y, posteriormente, por la Galería Tibor de Nagy, y se encuentra en las colecciones permanentes del Metropolitan Museum of Art, Nueva York, NY; Museum of Modern Art, Nueva York, NY; Riverside Museum, Nueva York, NY; Mint Museum of Art, Charlotte, NC; Museum of Fine Arts, Houston, TX; Rose Art Museum, Brandeis University, Waltham, MA; Denver Art Museum, Denver, CO.