Tal vez ninguna otra pregunta, formada por sólo tres palabras, pueda confundir a un público tan bien como ésta: ¿Qué es el arte? La idea de un artista, en contraposición a la de un artesano, es una convención reciente, y aún más reciente es la noción del arte por el arte. Durante siglos, el arte ha tenido fines utilitarios: los murales de una villa romana, el retablo de una iglesia, el retrato.
En el sigloXX surgieron nuevas ideas sobre lo que podía considerarse arte con la concepción del readymade. Acuñado por el artista Dadá francés Marcel Duchamp, el readymade describe obras de arte realizadas a partir de objetos ya fabricados. Desde su seminal Rueda de bicicleta de 1913, una rueda montada en un taburete, los artistas han recurrido a objetos ya fabricados para crear arte. Desde el urinario de Duchamp hasta la cama deshecha de Tracey Emin, el readymade ha desafiado nuestras nociones de lo que es el arte, a la vez que ha aportado distintos significados a la obra.
Con esto en mente, nos dirigimos al corsé de Frida Kahlo. No es un simple artefacto de su vida, sino un objeto de arte en toda regla. Es su molde personal, que ella transformó en una escultura pintada. Llevaba estos corsés de escayola porque su columna vertebral era demasiado débil para sostenerse debido al accidente de autobús en el que resultó gravemente herida a los diecinueve años. Durante su recuperación, retomó la pintura, su salvación frente al dolor y las cirugías que soportaría durante el resto de su vida. Con un objeto tan íntimo y crucial, es natural que lo transformara en expresión de sí misma. Cubrió esta pieza con sus propias creencias y símbolos, explotando con su vocabulario de color. Así, el yeso apoyó a Kahlo, física y metafóricamente, como un recipiente a través del cual podía canalizar su voz.
Exposiciones recientes como Frida Kahlo: Making Her Self Up han demostrado que la ropa y las prendas de vestir de Kahlo eran medios a través de los cuales podía elaborar y ejercer su identidad. Mucho antes de que artistas como Gilbert and George o Grayson Perry construyeran su identidad a través de la ropa, Kahlo comprendió el poder de su imagen. El corsé tiene una capa de poder añadida, ya que lo pintó con símbolos importantes para ella, como la hoz y el martillo, de gran fuerza política.
Como su colega mexicano, Gabriel Orozco, comentó sobre su propio readymade, "fue una combinación entre decepción y diversión. Entre la sorpresa y el escepticismo". Existe una tensión entre el espectador y el readymade. En el caso del corsé de Frida, el aspecto más convincente como readymade es que rodea un espacio negativo que en su día ocupó Kahlo. Nos encontramos con un objeto práctico cuyo contorno insinúa el cuerpo físico de Frida Kahlo y, al pintar su superficie, ha dejado su espíritu metafórico. Al transformar un objeto funcional y necesario, Kahlo se unió a un linaje de artistas del ready-made.
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