Las pinturas de David Smith de la década de 1930 rara vez salen al mercado, y cuando Untitled (Billiard Players ) apareció en una subasta de Christie's en 2018, creó un gran revuelo, realizando un impresionante precio de 1,15 millones de dólares. Pintado alrededor de la misma época, Sin título comparte muchas similitudes con Sin título (Jugadores de billar ). Ambas pinturas afirman el lugar de Smith entre los artistas estadounidenses cuando las ideas y el estilo comenzaron a entremezclarse y fusionarse en torno a las innovaciones de Picasso.

De temperamento y habilidad únicos, Smith era un hombre de considerable ambición cuyas configuraciones de metal directo tendrían mucho que ver con la consecución de nuevas ideas sobre la abstracción. Sin embargo, todo el tiempo insistió en que era un pintor, no un escultor que pintaba.

Las pinturas de Smith respaldan la afirmación de Henry Moore de que "toda la mejor escultura que conozco es abstracta y representativa al mismo tiempo". El surrealismo tuvo gran influencia en ambos artistas, pero Sin título tiene poco en común con los paisajes oníricos fantasmales o las apariciones espectrales más asociadas a la sensibilidad de Moore. En cambio, la obra de Smith recuerda las caprichosas representaciones de Picasso de los días de felicidad que pasó en la playa con su mujer Olga y su hijo Paulo en el verano de 1928. Lleno de ingenio y humor, Sin título sugiere algo de esa misma ligereza. David Smith y su esposa, la artista Dorothy Dehner, hicieron su primer viaje a Europa en 1936, y si hay una historia que merezca ser contada aquí, quizá sea igualmente anecdótica. Por encantador que sea, Sin título anima a pensar en un encuentro mientras se monta en bicicleta en Francia con, presumiblemente, una figura femenina cuya mano se apoya en el hombro de David, así como en la imagen de un niño o de un perro en brazos de nuestro protagonista... elijan.