CARLOS LUNA (nacido en 1969)

La obra de Carlos Luna es una amalgama de influencias autóctonas cubanas de artistas del siglo XX como Wifredo Lam, Mario Carreño y Cundo Bermúdez, entre otros, y de la profunda influencia del cubismo de Picasso y Gris y del abrazo futurista de la era de las máquinas de Leger. Luna encuentra la inspiración en lo ingenuo y lo provinciano, lo que da lugar a una individuación que funde la inclinación mexicana por lo macabro y lo primitivo con el arte de la academia occidental y da lugar a su inventiva en la exploración de estas fuerzas artísticas culturalmente diversas.

La dualidad es un tema común en el arte cubano, y el arte de Luna encarna las luchas internas de un artista desarraigado. Parte de la revolución artística de los años 80 en Cuba, Luna se trasladó a Puebla, México, y allí enriqueció su estilo único a través de la incorporación de los iconos cubanos con la bravura mexicana de la práctica cultural y el lenguaje, la narración del muralismo mexicano e incluso el horror vacui del barroco latinoamericano. Luna aborda sus pinturas desde el punto de vista del conservador, casi como si restaurara la valla publicitaria desechada o el cartel de una época pasada. Como si de una resurrección se tratara, el meticuloso método de Luna consiste en acumular capas de pintura para luego rasparlas, dejándolas en un estado desgastado, y luego volver a acumularlas en nuevas capas que adquieren una superficie mucho más refinada y altamente pulida de minuciosos detalles, sutiles modelados de formas y brillantes colores.

Los gouaches de Luna demuestran la fuerza de la composición y, cuando se combinan con el vívido colorido que emplea en sus óleos, los logros del artista son aún más eficaces y visualmente atractivos.