Edward Hopper nació en Nyack, Nueva York y soñaba con ser artista. Su familia se preocupó por que pudiera llegar a fin de mes, e insistió en que fuera un artista comercial, lo cual no le gustaba. Aunque estudió en Francia, sintió poco parentesco con los impresionistas y no fue afectado por Picasso y el movimiento modernista. En cambio, Hopper encontró su voz en la pintura en un estilo realista, representando figuras solitarias en lugares públicos. Después de conocer a su esposa, su compañera de artista Josephine, viajaban por los Estados Unidos y pintaban juntos. Vermont fue una inspiración particular, y numerosos lienzos fueron inspirados por ese paisaje. Fue igualmente dotado para trabajar en óleo, acuarela y dibujó extensamente en carboncillo, tinta, lápiz y pasteles. Alcanzó el éxito y el reconocimiento en su vida, ya que los museos compraron su obra y fue nominado para los premios. Sin embargo, rechazó los premios y las invitaciones para hablar en eventos, prefiriendo su vida tranquila y sencilla en Nyack con Josephine.
