Deborah Butterfield

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Con un enfoque y una convicción extraordinarios, Deborah Butterfield ha creado imágenes tridimensionales de caballos de todo lo que un entusiasta de la naturaleza y fanático de los desguaces puede encontrar. Pero escucharla hablar de caballos de carne y hueso es apreciar la profundidad de su vínculo con su sujeto - la sangre y la muerte, las cirugías de cólicos, el amor y el dolor. Para ella, los caballos son realmente una metáfora de la vida y de tener el valor de amar sabiendo que la pérdida y el dolor le seguirán.

El otro amor de Butterfield son las propiedades metalúrgicas. El acero tiene calidades tan diferentes que el cobre - es más fuerte, más difícil de doblar, se oxida, pero se suelda más fácilmente. Horse Bowing sirve a ese interés. Utiliza alambre de metal enrollado envuelto alrededor de una armadura y foliado con escamas de aluminio. Con más de 18 manos, impresiona sugiriendo el peso y el tamaño de un caballo de tiro. Sin embargo, con sus delgadas patas de acero y sus delicadas hojas de aluminio, sentimos algo de la naturaleza del caballo: su vulnerabilidad como animal de presa y sus fragilidades.

Río Amarillo muestra la habilidad del artista para encontrar la línea de forma serendipiada y expresarla con fuerza y sencillez. Cabe destacar la bella articulación de la cabeza y las tres barras de soporte lineal del cuello que consiguen mucho más que simplemente conectar cuerpo a cabeza. Aquí, trazan y perfilan una transición brillante - una que llena la forma anatómica del cuello con la sugerencia de volumen fleshed out en el vacío entre estas líneas de conexión.

Estas obras sirven para amplificar nuestra apreciación de Deborah Butterfield como una artista notable. Como una de las escultoras más queridas de nuestro tiempo, su obra nos cautiva y conecta con nuestro más profundo aprecio por la vida, la belleza y la verdad.