SALOMON VAN RUYSDAEL (1602-1670)










Procedencia
Venta: Monsieur J.B., París, Drouot, 23 de marzo de 1931, nº 13, repr.Múnich, Punto de Recogida, Recuperación, 1947, nº 5609
Wildenstein & Co., Buenos Aires
Colección Raúl Lamuraglia, Buenos Aires
Venta: Christie's Nueva York, 31 de mayo de 1991, Important Old Master Paintings, No. 30A, repr. en color
Colección privada, Nueva York
Colección privada, California, por descendencia
Exposición
Exh. De El Greco a Tiepolo, Museo Nacional de Bellas Artes, Buenos Aires, 1964, nº 110, repr.Literatura
W. Stechow, Salomon van Ruysdael, 1975, p. 107, nº 2...Más....58...MENOS....
Historia
Nacido en Naarden, donde su padre, Jacob Jansz de Goyer, era un ebanista medianamente rico, Salomon van Ruysdael utilizó inicialmente el nombre de "de Goyer", pero pronto siguió el ejemplo de su hermano mayor y adoptó el de "Ruysdael" por el castillo de Ruijschdaal, en Gooiland, que podría haber sido una posesión familiar. Poco después de la muerte de su padre, Salomon y su hermano, Isaack van Ruysdael (1599-1677), pintor, fabricante de marcos y comerciante, se trasladaron a Haarlem, donde Salomon ingresó en la Cofradía de San Lucas en 1623 y pintó principalmente escenas de la campiña circundante.
Hacia 1640, Salomon se distanció de la estética tonal que había dominado los cuadros de paisaje de la década anterior. En su lugar, adoptó una paleta más variada y brillante que puede considerarse parte de un movimiento más amplio en la pintura de paisaje, en el que el impulso de pintar las características más mundanas del entorno holandés de una manera relativamente sencilla fue suplantado por el deseo de impregnar el paisaje con un nuevo sentido de grandeza y refinamiento. Salomon no pretendía, por ejemplo, que las estructuras de las nubes fueran simplemente elementos bellos o atmosféricos que aumentaran la "sensación" del cuadro. Por el contrario, buscó la energía y el dramatismo del cielo para sugerir metáforas poéticas o bíblicas conocidas en relación con cualquier número de anomalías meteorológicas: recordatorios del mundo natural del poder creativo de Dios, su benevolencia y su bondad, visibles desde la cima de las dunas, desde las tierras ganadas al mar y desde el mar conquistado con sus poderosos barcos.
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