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MANUEL NERI (n. 1930)

 
A finales de la década de 1990, Manuel Neri comenzó a transformar numerosas esculturas de escayola en bronce, volviendo con frecuencia a obras anteriores para producir nuevas versiones imaginadas de cada pieza. Estas series, casi indistinguibles en forma y superficie, exploran el impacto de diferentes combinaciones de color y marcas que implican diversas acciones, como incisiones, cepillados, raspados o capas de materiales. Experimentando con distintas técnicas de marcado, Neri pudo explorar la interacción entre forma, color, textura y luz. En el contexto de la Figura de pie n.º 3, Neri limitó su paleta a un esquema cromático análogo, diluyendo la pintura para crear sutiles gradaciones que realzan el exterior elegante y refinado de la escultura. A finales de la década de 1990, Manuel Neri comenzó a transformar numerosas esculturas de escayola en bronce, volviendo con frecuencia a obras anteriores para producir nuevas versiones imaginadas de cada pieza. Estas series, casi indistinguibles en forma y superficie, exploran el impacto de diferentes combinaciones de color y marcas que implican diversas acciones, como incisiones, cepillados, raspados o capas de materiales. Experimentando con distintas técnicas de marcado, Neri pudo explorar la interacción entre forma, color, textura y luz. En el contexto de la Figura de pie n.º 3, Neri limitó su paleta a un esquema cromático análogo, diluyendo la pintura para crear sutiles gradaciones que realzan el exterior elegante y refinado de la escultura. A finales de la década de 1990, Manuel Neri comenzó a transformar numerosas esculturas de escayola en bronce, volviendo con frecuencia a obras anteriores para producir nuevas versiones imaginadas de cada pieza. Estas series, casi indistinguibles en forma y superficie, exploran el impacto de diferentes combinaciones de color y marcas que implican diversas acciones, como incisiones, cepillados, raspados o capas de materiales. Experimentando con distintas técnicas de marcado, Neri pudo explorar la interacción entre forma, color, textura y luz. En el contexto de la Figura de pie n.º 3, Neri limitó su paleta a un esquema cromático análogo, diluyendo la pintura para crear sutiles gradaciones que realzan el exterior elegante y refinado de la escultura. A finales de la década de 1990, Manuel Neri comenzó a transformar numerosas esculturas de escayola en bronce, volviendo con frecuencia a obras anteriores para producir nuevas versiones imaginadas de cada pieza. Estas series, casi indistinguibles en forma y superficie, exploran el impacto de diferentes combinaciones de color y marcas que implican diversas acciones, como incisiones, cepillados, raspados o capas de materiales. Experimentando con distintas técnicas de marcado, Neri pudo explorar la interacción entre forma, color, textura y luz. En el contexto de la Figura de pie n.º 3, Neri limitó su paleta a un esquema cromático análogo, diluyendo la pintura para crear sutiles gradaciones que realzan el exterior elegante y refinado de la escultura. A finales de la década de 1990, Manuel Neri comenzó a transformar numerosas esculturas de escayola en bronce, volviendo con frecuencia a obras anteriores para producir nuevas versiones imaginadas de cada pieza. Estas series, casi indistinguibles en forma y superficie, exploran el impacto de diferentes combinaciones de color y marcas que implican diversas acciones, como incisiones, cepillados, raspados o capas de materiales. Experimentando con distintas técnicas de marcado, Neri pudo explorar la interacción entre forma, color, textura y luz. En el contexto de la Figura de pie n.º 3, Neri limitó su paleta a un esquema cromático análogo, diluyendo la pintura para crear sutiles gradaciones que realzan el exterior elegante y refinado de la escultura. A finales de la década de 1990, Manuel Neri comenzó a transformar numerosas esculturas de escayola en bronce, volviendo con frecuencia a obras anteriores para producir nuevas versiones imaginadas de cada pieza. Estas series, casi indistinguibles en forma y superficie, exploran el impacto de diferentes combinaciones de color y marcas que implican diversas acciones, como incisiones, cepillados, raspados o capas de materiales. Experimentando con distintas técnicas de marcado, Neri pudo explorar la interacción entre forma, color, textura y luz. En el contexto de la Figura de pie n.º 3, Neri limitó su paleta a un esquema cromático análogo, diluyendo la pintura para crear sutiles gradaciones que realzan el exterior elegante y refinado de la escultura. A finales de la década de 1990, Manuel Neri comenzó a transformar numerosas esculturas de escayola en bronce, volviendo con frecuencia a obras anteriores para producir nuevas versiones imaginadas de cada pieza. Estas series, casi indistinguibles en forma y superficie, exploran el impacto de diferentes combinaciones de color y marcas que implican diversas acciones, como incisiones, cepillados, raspados o capas de materiales. Experimentando con distintas técnicas de marcado, Neri pudo explorar la interacción entre forma, color, textura y luz. En el contexto de la Figura de pie n.º 3, Neri limitó su paleta a un esquema cromático análogo, diluyendo la pintura para crear sutiles gradaciones que realzan el exterior elegante y refinado de la escultura. A finales de la década de 1990, Manuel Neri comenzó a transformar numerosas esculturas de escayola en bronce, volviendo con frecuencia a obras anteriores para producir nuevas versiones imaginadas de cada pieza. Estas series, casi indistinguibles en forma y superficie, exploran el impacto de diferentes combinaciones de color y marcas que implican diversas acciones, como incisiones, cepillados, raspados o capas de materiales. Experimentando con distintas técnicas de marcado, Neri pudo explorar la interacción entre forma, color, textura y luz. En el contexto de la Figura de pie n.º 3, Neri limitó su paleta a un esquema cromático análogo, diluyendo la pintura para crear sutiles gradaciones que realzan el exterior elegante y refinado de la escultura. A finales de la década de 1990, Manuel Neri comenzó a transformar numerosas esculturas de escayola en bronce, volviendo con frecuencia a obras anteriores para producir nuevas versiones imaginadas de cada pieza. Estas series, casi indistinguibles en forma y superficie, exploran el impacto de diferentes combinaciones de color y marcas que implican diversas acciones, como incisiones, cepillados, raspados o capas de materiales. Experimentando con distintas técnicas de marcado, Neri pudo explorar la interacción entre forma, color, textura y luz. En el contexto de la Figura de pie n.º 3, Neri limitó su paleta a un esquema cromático análogo, diluyendo la pintura para crear sutiles gradaciones que realzan el exterior elegante y refinado de la escultura. A finales de la década de 1990, Manuel Neri comenzó a transformar numerosas esculturas de escayola en bronce, volviendo con frecuencia a obras anteriores para producir nuevas versiones imaginadas de cada pieza. Estas series, casi indistinguibles en forma y superficie, exploran el impacto de diferentes combinaciones de color y marcas que implican diversas acciones, como incisiones, cepillados, raspados o capas de materiales. Experimentando con distintas técnicas de marcado, Neri pudo explorar la interacción entre forma, color, textura y luz. En el contexto de la Figura de pie n.º 3, Neri limitó su paleta a un esquema cromático análogo, diluyendo la pintura para crear sutiles gradaciones que realzan el exterior elegante y refinado de la escultura.
Figura de pie nº 3 sin título199266 3/4 x 19 x 13 1/2 in.(169,55 x 48,26 x 34,29 cm) bronce
Procedencia
Colección privada, 2005

150,000

A finales de la década de 1990, Manuel Neri comenzó a transformar numerosas esculturas de escayola en bronce, volviendo con frecuencia a obras anteriores para producir nuevas versiones imaginadas de cada pieza. Estas series, casi indistinguibles en forma y superficie, exploran el impacto de diferentes combinaciones de color y marcas que implican diversas acciones, como incisiones, cepillados, raspados o capas de materiales. Experimentando con distintas técnicas de marcado, Neri pudo explorar la interacción entre forma, color, textura y luz. En el contexto de la Figura de pie n.º 3, Neri limitó su paleta a un esquema cromático análogo, diluyendo la pintura para crear sutiles gradaciones que realzan el exterior elegante y refinado de la escultura.
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