ROBERTO MATTA (1911-2002)

Conocido habitualmente por su apellido, Matta nació en 1911 en Santiago de Chile. Estudió arquitectura y diseño de interiores en el Colegio Jesuita Sacre Coeur y en la Universidad Católica de Santiago antes de dejar Chile para viajar por Europa. Durante este tiempo, conoció a influyentes figuras artísticas como Salvador Dalí, René Magritte y André Breton. Estas relaciones contribuyeron a fomentar el desarrollo artístico de Matta y a conectarlo con el movimiento surrealista. En 1938, Matta pasó del dibujo a la pintura y se trasladó a Nueva York ese mismo año tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial en Europa. Su primera exposición individual tuvo lugar en la Julian Levy Gallery de Nueva York en 1940. Dejó Nueva York en 1948 y dividió su tiempo entre Europa y Sudamérica hasta la década de 1960. Matta participó activamente en muchos movimientos sociales durante las décadas de los 60 y 70, un tema frecuentemente representado en su obra. A lo largo de su dilatada carrera, Matta expuso en importantes instituciones artísticas de todo el mundo, como el Museo de Arte Moderno de Nueva York y el Museo de Bellas Artes de su Chile natal, y hoy se le recuerda como uno de los principales artistas del siglo XX.

Gran parte de la obra de Matta explora el paisaje visionario del subconsciente. En su serie "inscape", el artista intenta representar la psique humana de forma visual. Inspirado por los escritos psicoanalíticos de Freud, ocupó sus lienzos con imágenes de maquinaria eléctrica y figuras angustiadas. La obra de Matta muestra la clara influencia de su amigo Yves Tanguy, cuyas obras recuerdan las alegorías del Bosco y Bruegel. Matta también se vio influido por la obra de Picasso, de carácter social y político. Los fuertes paralelismos entre el Guernica de Picasso y la Crucifixión de Matta ponen de manifiesto esta relación. Matta fue uno de los primeros artistas en integrar en su obra una mezcla de formas de vida orgánicas y cósmicas, incorporando el biomorfismo al surrealismo. En la década de 1960, Matta innovó aún más su estilo con la incorporación de arcilla a sus lienzos, añadiendo una nueva dimensión a sus imágenes distorsionadas. A Matta no le gustaba que le consideraran un artista específicamente "latinoamericano". Su estilo único le permitía abordar directamente temas sociales, políticos y espirituales en un estilo surrealista alternativo al realismo social.