Folleto de arte de Harry Bertoia

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HARRY BERTOIA (1915-1978)

 
La escultura Willow de Harry Bertoia resuena como una expresión de gracia y delicadeza; cualidades que contradicen las asociaciones habituales que tenemos con las propiedades intrínsecas de la aleación de la que está hecha. Esta versión suspendida -la versión rara de Willow- parece tener una presencia consciente de sí misma; una que se deleita en ese contraste de propiedades. Sin embargo, no invita a nada más que a un placer existencial al contemplarlo.  Piensa en Willow como una versión audazmente articulada de Calder, si este último maestro tuviera en mente una evocación más orgánica o corpórea. Suspendido, domina su área pero respeta su relación espacial con su entorno. La luz, la forma y el espacio son herramientas conceptuales del escultor. Pero, ¿a quién se le ocurriría utilizar un material reflectante que se asocia más fácilmente con la inflexibilidad y la fuerza tensorial para crear un ramillete de hilos de acero inoxidable en cascada, suspendidos en el espacio, como una flora y tan graciosamente bellos? La escultura Willow de Harry Bertoia resuena como una expresión de gracia y delicadeza; cualidades que contradicen las asociaciones habituales que tenemos con las propiedades intrínsecas de la aleación de la que está hecha. Esta versión suspendida -la versión rara de Willow- parece tener una presencia consciente de sí misma; una que se deleita en ese contraste de propiedades. Sin embargo, no invita a nada más que a un placer existencial al contemplarlo.  Piensa en Willow como una versión audazmente articulada de Calder, si este último maestro tuviera en mente una evocación más orgánica o corpórea. Suspendido, domina su área pero respeta su relación espacial con su entorno. La luz, la forma y el espacio son herramientas conceptuales del escultor. Pero, ¿a quién se le ocurriría utilizar un material reflectante que se asocia más fácilmente con la inflexibilidad y la fuerza tensorial para crear un ramillete de hilos de acero inoxidable en cascada, suspendidos en el espacio, como una flora y tan graciosamente bellos? La escultura Willow de Harry Bertoia resuena como una expresión de gracia y delicadeza; cualidades que contradicen las asociaciones habituales que tenemos con las propiedades intrínsecas de la aleación de la que está hecha. Esta versión suspendida -la versión rara de Willow- parece tener una presencia consciente de sí misma; una que se deleita en ese contraste de propiedades. Sin embargo, no invita a nada más que a un placer existencial al contemplarlo.  Piensa en Willow como una versión audazmente articulada de Calder, si este último maestro tuviera en mente una evocación más orgánica o corpórea. Suspendido, domina su área pero respeta su relación espacial con su entorno. La luz, la forma y el espacio son herramientas conceptuales del escultor. Pero, ¿a quién se le ocurriría utilizar un material reflectante que se asocia más fácilmente con la inflexibilidad y la fuerza tensorial para crear un ramillete de hilos de acero inoxidable en cascada, suspendidos en el espacio, como una flora y tan graciosamente bellos? La escultura Willow de Harry Bertoia resuena como una expresión de gracia y delicadeza; cualidades que contradicen las asociaciones habituales que tenemos con las propiedades intrínsecas de la aleación de la que está hecha. Esta versión suspendida -la versión rara de Willow- parece tener una presencia consciente de sí misma; una que se deleita en ese contraste de propiedades. Sin embargo, no invita a nada más que a un placer existencial al contemplarlo.  Piensa en Willow como una versión audazmente articulada de Calder, si este último maestro tuviera en mente una evocación más orgánica o corpórea. Suspendido, domina su área pero respeta su relación espacial con su entorno. La luz, la forma y el espacio son herramientas conceptuales del escultor. Pero, ¿a quién se le ocurriría utilizar un material reflectante que se asocia más fácilmente con la inflexibilidad y la fuerza tensorial para crear un ramillete de hilos de acero inoxidable en cascada, suspendidos en el espacio, como una flora y tan graciosamente bellos? La escultura Willow de Harry Bertoia resuena como una expresión de gracia y delicadeza; cualidades que contradicen las asociaciones habituales que tenemos con las propiedades intrínsecas de la aleación de la que está hecha. Esta versión suspendida -la versión rara de Willow- parece tener una presencia consciente de sí misma; una que se deleita en ese contraste de propiedades. Sin embargo, no invita a nada más que a un placer existencial al contemplarlo.  Piensa en Willow como una versión audazmente articulada de Calder, si este último maestro tuviera en mente una evocación más orgánica o corpórea. Suspendido, domina su área pero respeta su relación espacial con su entorno. La luz, la forma y el espacio son herramientas conceptuales del escultor. Pero, ¿a quién se le ocurriría utilizar un material reflectante que se asocia más fácilmente con la inflexibilidad y la fuerza tensorial para crear un ramillete de hilos de acero inoxidable en cascada, suspendidos en el espacio, como una flora y tan graciosamente bellos? La escultura Willow de Harry Bertoia resuena como una expresión de gracia y delicadeza; cualidades que contradicen las asociaciones habituales que tenemos con las propiedades intrínsecas de la aleación de la que está hecha. Esta versión suspendida -la versión rara de Willow- parece tener una presencia consciente de sí misma; una que se deleita en ese contraste de propiedades. Sin embargo, no invita a nada más que a un placer existencial al contemplarlo.  Piensa en Willow como una versión audazmente articulada de Calder, si este último maestro tuviera en mente una evocación más orgánica o corpórea. Suspendido, domina su área pero respeta su relación espacial con su entorno. La luz, la forma y el espacio son herramientas conceptuales del escultor. Pero, ¿a quién se le ocurriría utilizar un material reflectante que se asocia más fácilmente con la inflexibilidad y la fuerza tensorial para crear un ramillete de hilos de acero inoxidable en cascada, suspendidos en el espacio, como una flora y tan graciosamente bellos? La escultura Willow de Harry Bertoia resuena como una expresión de gracia y delicadeza; cualidades que contradicen las asociaciones habituales que tenemos con las propiedades intrínsecas de la aleación de la que está hecha. Esta versión suspendida -la versión rara de Willow- parece tener una presencia consciente de sí misma; una que se deleita en ese contraste de propiedades. Sin embargo, no invita a nada más que a un placer existencial al contemplarlo.  Piensa en Willow como una versión audazmente articulada de Calder, si este último maestro tuviera en mente una evocación más orgánica o corpórea. Suspendido, domina su área pero respeta su relación espacial con su entorno. La luz, la forma y el espacio son herramientas conceptuales del escultor. Pero, ¿a quién se le ocurriría utilizar un material reflectante que se asocia más fácilmente con la inflexibilidad y la fuerza tensorial para crear un ramillete de hilos de acero inoxidable en cascada, suspendidos en el espacio, como una flora y tan graciosamente bellos? La escultura Willow de Harry Bertoia resuena como una expresión de gracia y delicadeza; cualidades que contradicen las asociaciones habituales que tenemos con las propiedades intrínsecas de la aleación de la que está hecha. Esta versión suspendida -la versión rara de Willow- parece tener una presencia consciente de sí misma; una que se deleita en ese contraste de propiedades. Sin embargo, no invita a nada más que a un placer existencial al contemplarlo.  Piensa en Willow como una versión audazmente articulada de Calder, si este último maestro tuviera en mente una evocación más orgánica o corpórea. Suspendido, domina su área pero respeta su relación espacial con su entorno. La luz, la forma y el espacio son herramientas conceptuales del escultor. Pero, ¿a quién se le ocurriría utilizar un material reflectante que se asocia más fácilmente con la inflexibilidad y la fuerza tensorial para crear un ramillete de hilos de acero inoxidable en cascada, suspendidos en el espacio, como una flora y tan graciosamente bellos? La escultura Willow de Harry Bertoia resuena como una expresión de gracia y delicadeza; cualidades que contradicen las asociaciones habituales que tenemos con las propiedades intrínsecas de la aleación de la que está hecha. Esta versión suspendida -la versión rara de Willow- parece tener una presencia consciente de sí misma; una que se deleita en ese contraste de propiedades. Sin embargo, no invita a nada más que a un placer existencial al contemplarlo.  Piensa en Willow como una versión audazmente articulada de Calder, si este último maestro tuviera en mente una evocación más orgánica o corpórea. Suspendido, domina su área pero respeta su relación espacial con su entorno. La luz, la forma y el espacio son herramientas conceptuales del escultor. Pero, ¿a quién se le ocurriría utilizar un material reflectante que se asocia más fácilmente con la inflexibilidad y la fuerza tensorial para crear un ramillete de hilos de acero inoxidable en cascada, suspendidos en el espacio, como una flora y tan graciosamente bellos? La escultura Willow de Harry Bertoia resuena como una expresión de gracia y delicadeza; cualidades que contradicen las asociaciones habituales que tenemos con las propiedades intrínsecas de la aleación de la que está hecha. Esta versión suspendida -la versión rara de Willow- parece tener una presencia consciente de sí misma; una que se deleita en ese contraste de propiedades. Sin embargo, no invita a nada más que a un placer existencial al contemplarlo.  Piensa en Willow como una versión audazmente articulada de Calder, si este último maestro tuviera en mente una evocación más orgánica o corpórea. Suspendido, domina su área pero respeta su relación espacial con su entorno. La luz, la forma y el espacio son herramientas conceptuales del escultor. Pero, ¿a quién se le ocurriría utilizar un material reflectante que se asocia más fácilmente con la inflexibilidad y la fuerza tensorial para crear un ramillete de hilos de acero inoxidable en cascada, suspendidos en el espacio, como una flora y tan graciosamente bellos?
Sin título (Sauce suspendido)c. 1968123 x 39 x 39 in.(312,42 x 99,06 x 99,06 cm) acero y alambre de acero
Procedencia
Galería Mangel, Filadelfia, Pensilvania
Wright Auctions, Chicago, Illinois, 12 de diciembre de 2013
Colección privada, California
Heather James Fine Art, California
Colección privada, California, 2019

75,000

La escultura Willow de Harry Bertoia resuena como una expresión de gracia y delicadeza; cualidades que contradicen las asociaciones habituales que tenemos con las propiedades intrínsecas de la aleación de la que está hecha. Esta versión suspendida -la versión rara de Willow- parece tener una presencia consciente de sí misma; una que se deleita en ese contraste de propiedades. Sin embargo, no invita a nada más que a un placer existencial al contemplarlo. Piensa en Willow como una versión audazmente articulada de Calder, si este último maestro tuviera en mente una evocación más orgánica o corpórea. Suspendido, domina su área pero respeta su relación espacial con su entorno. La luz, la forma y el espacio son herramientas conceptuales del escultor. Pero, ¿a quién se le ocurriría utilizar un material reflectante que se asocia más fácilmente con la inflexibilidad y la fuerza tensorial para crear un ramillete de hilos de acero inoxidable en cascada, suspendidos en el espacio, como una flora y tan graciosamente bellos?
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