EDOUARD MANET (1832-1883)

Nacido en París en 1832 en el seno de una familia acomodada, Édouard Manet se mostró desde muy joven prometedor en el dibujo y la caricatura. Tras ser rechazado en dos ocasiones en el prestigioso Colegio Naval de Francia, se matriculó en 1850 en el estudio del artista académico Thomas Couture. Mientras copiaba cuadros en el Louvre, Manet se sintió atraído por la audaz pincelada del pintor español Diego Velázquez. Pronto adoptó una manera libre de pintar que se oponía a las superficies pulidas veneradas por los artistas académicos. En lugar de construir gradualmente una composición con capas de pigmentos mezclados y veladuras translúcidas, Manet seleccionaba y aplicaba manchas de color una al lado de la otra, desde el principio, para su efecto final.
Manet inició su propia carrera artística en 1856. Poco después, su interés por los temas modernos -escenas callejeras, vida en los bares y versiones de famosos iconos del arte-, junto con su manejo poco convencional de la pintura, provocaron regularmente la ira de los críticos. Olympia, un cuadro de una cortesana desnuda que se dirige francamente al espectador en una parodia de la clásica Venus, provocó un escándalo sin precedentes cuando se expuso en el Salón de 1865. El alboroto convirtió a Manet en el líder de facto de la vanguardia.
El estilo audaz de Manet, su temática contemporánea y su determinación de desafiar los modelos académicos arraigados influyeron en los artistas más jóvenes que llegarían a ser conocidos como los impresionistas. Manet también aprendió de ellos, aligerando su paleta y utilizando una pincelada aún más libre. Pero no compartía la espontaneidad de los impresionistas; la sorprendente inmediatez de las mejores obras de Manet era el resultado de un proceso deliberado de dibujo, modelado y pintura en el estudio. Decidido a dejar su huella en el Salón oficial, rechazó la opción más radical de exponer con los impresionistas.
Manet continuó produciendo pinturas enigmáticas e inventivas sobre la vida urbana hasta su muerte en 1883. Aunque se había ganado la reputación de innovador influyente, sólo póstumamente se le reconocería como padre del arte moderno.