Josef Albers: El corazón de la pintura

12 de mayo - 30 de noviembre de 2022
Palm Desert

acerca de

"Es fácil saber que los diamantes son preciosos, es bueno saber que los rubíes tienen profundidad, pero es más ver que los guijarros son milagrosos". - Josef Albers

Esta presentación especial de obras de Josef Albers se sumerge en su investigación del color a través de la estructura del cuadrado. La presentación pone en perspectiva el énfasis de Albers en la lectura del color y en cómo leer las pinturas.

Josef Albers fue uno de los pioneros del arte moderno, liderando el camino tanto con su obra artística como por sus influyentes enseñanzas durante su estancia en la Bauhaus, el Black Mountain College y la Universidad de Yale. Nacido en Alemania, Albers emigró a EE.UU. tras el cierre de la Bauhaus, el epicentro del arte y el pensamiento modernistas, razones que obligaron a su cese en la Alemania de los años 30.

Albers y su esposa Anni, también pionera del arte textil moderno, llevarían lo aprendido y enseñado en la Bauhaus a la fundación del Black Mountain College. El legendario colegio promovió nuevas ideas de arte, aprendizaje y enseñanza y contó entre su profesorado y alumnos con Ruth Asawa, Robert Motherwell, Cy Twombly, Robert Rauschenberg, Merce Cunningham, John Cage y Elaine y Willem de Kooning.

En el Black Mountain College, cuando un estudiante le preguntó qué enseñaría, Albers respondió: "Abrir los ojos". Este mismo principio de examinar y reimaginar las formas de mirar puede aplicarse a su serie más famosa de pinturas "Homenaje a la plaza". Aunque tenía un tenue dominio del inglés, a través de los gestos y la interpretación, Albers podía comunicarse con sus alumnos para que se acercaran a la pintura y al arte de nuevas maneras, con nuevas perspectivas. El proceso era tan importante como el producto final.

También su estilo de enseñanza se aplicaba a su proceso de pintura. Puede ser fácil descartar la serie de cuadros de Albers "Homenaje al cuadrado" como minimalismo o simple abstracción. Pero estos cuadros piden más al espectador, que considere la relación del color y la forma. Fíjese en que los cuadrados no están perfectamente centrados, sino que están inclinados hacia abajo. ¿Cómo cambia esto la relación de los cuadrados entre sí? ¿Con la pared? ¿Con el espectador?

Observa la relación de los colores colocados uno al lado del otro. ¿Intensifica el color que está al lado? ¿Hace que el color retroceda al fondo o salte hacia delante? Es importante señalar que Albers rara vez mezclaba pinturas, confiando en el tono puro del tubo. Comparaba el mismo tono de diferentes empresas y el reverso de sus paneles de Masonite es testigo de las notas de color que hacía. Para Albers, la pintura tiene que ver con la relatividad: la relación entre el color, la forma, el objeto y el espectador. Estos lienzos son una celebración de esa relatividad, de la propia percepción, que va más allá de los ejercicios para convertirse en sinfonías equilibradas utilizando únicamente el vocabulario esencial de la pintura. En cierto sentido, anticipan el concepto de música minimalista: variaciones sobre los patrones más esenciales y básicos para crear composiciones ricamente estratificadas.

Pongamos en perspectiva el rápido cambio que se produjo en la época posterior a la Segunda Guerra Mundial, que en gran parte se debió a Albers y sus enseñanzas. Los artistas ya no se sentían obligados a pintar de forma figurativa. El expresionismo abstracto se convirtió en el estilo dominante. El resultado final importaba cada vez menos como el proceso para llegar a ese resultado. La experimentación de la materialidad alcanzó nuevas cotas. Albers había utilizado antes vidrios y metales desechados para crear arte (y en sus enseñanzas) un eco de lo que Robert Rauschenberg, alumno del Black Mountain College, lograría más tarde con sus cosechadoras. Y no fue sólo Josef quien impulsó la materialidad. Igual de importante fue Anni Albers y su enfoque arquitectónico de los textiles.

En un mundo que inunda nuestras percepciones visuales, Albers pone patas arriba nuestras formas normales de ver. Nos regala momentos de respiro que, sin embargo, son complejos, una magia formada únicamente por los bloques de construcción de los cuadros. Más allá de sus lienzos, Albers desarrolló una pedagogía para la enseñanza del arte, que sigue afectando a la formación de los artistas en la actualidad. Su influencia se extiende a través de sus cuadros y sus enseñanzas.

"El contraste simultáneo no es sólo un curioso fenómeno óptico: es el corazón mismo de la pintura". - Josef Albers