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Alexander Calder: Pintando el Cosmos

Del 2 de marzo al 12 de agosto de 2022
Palm Desert

acerca de

Heather James presenta una rara oportunidad de dar una mirada diferente a Alexander Calder, uno de los artistas más importantes del siglo XX. La exposición se centra en una colección de gouaches pintados por Calder en la última década de su vida. A pesar del diferente medio, estas obras muestran a Calder en pleno dominio de su distintivo lenguaje artístico.

Aunque es conocido por sus innovadoras y rompedoras esculturas, Calder comenzó su carrera artística como pintor abstracto, prefiriendo el gouache. ¿Qué es el gouache? El gouache es un tipo de acuarela opaca, una pintura soluble en agua. Tanto la acuarela como el gouache permiten al artista pintar rápidamente, pero ambos son medios extremadamente implacables, ya que se secan rápidamente y son difíciles de repasar. Sin embargo, a diferencia de la acuarela, que tiene un aspecto translúcido, el gouache contiene pigmento blanco, lo que hace que el color sea sólido. Calder valoraba el gouache precisamente por estas razones: porque se seca rápidamente, pero puede utilizar colores más atrevidos.

En la década de 1920, Calder comenzó a experimentar con la escultura. A pesar de ser tridimensionales, muchas de sus esculturas parecen dibujos en el espacio. Desde sus primeras esculturas de alambre hasta los más conocidos móviles y estabiles, hay una sensación de que ocupan tanto planos bidimensionales como espacio tridimensional. En las décadas de 1940 y 1950, Calder se hizo tan popular como escultor que dejó de lado la pintura y se concentró en crear el vocabulario escultórico cinético por el que es conocido. Sin embargo, hacia el final de su vida, Calder regresó al proceso más íntimo y menos implicado físicamente de la pintura al gouache en serio.

Al volver a la pintura al gouache, ahora con toda una vida de experiencia como escultor, Calder comenzó a transcribir el vocabulario tridimensional de formas escultóricas que había desarrollado en la superficie bidimensional del papel. La muestra se completa con esculturas íntimas, también realizadas en los últimos años de su carrera. Al tener juntas las pinturas y las esculturas del mismo periodo, podemos ver las ideas complementarias que expresa Calder y las diferentes formas que adoptan.

Ciertas formas y colores se repiten en sus gouaches y esculturas. Círculos, óvalos y otras formas geométricas dominan el espacio. Existe la misma sensación de energía y fluidez. Las formas no se quedan en la superficie, sino que vibran dando una sensación de movimiento que contrasta con la naturaleza estática. Al igual que su escultura, las obras en gouache se hacen eco de la brillante paleta de colores primarios de Mondrian y de la naturaleza caprichosa de la obra de Miró, artistas a los que Calder admiraba mucho.

Al reunir sus gouaches y sus esculturas, la exposición no muestra dos partes dispares del proceso artístico de Calder, sino que se complementan entre sí. La muestra ofrece una imagen más completa del vocabulario único que Calder empleó para explorar los mismos temas de color, movimiento y búsquedas espaciales desde diferentes perspectivas.

Arte