Incluso hacia el final de su vida, Picasso siguió esforzándose. Hasta los 77 años no realizó sus primeros linograbados. Busto de mujer, según Cranach el Joven (1958) fue el primer linograbado en color de Picasso. El proceso de creación de linograbados (grabados creados a partir del corte y prensado de un trozo de linóleo) lleva mucho tiempo; cada color requiere un bloque diferente. Registrar cada bloque correctamente es increíblemente difícil y a menudo se producen desajustes. Con la ayuda y los conocimientos de Hidalgo Arnera, Picasso y Arnera crearon un nuevo método para crear grabados en linóleo multicolor que utilizaba un solo bloque, lo que minimizaba los desajustes. Sin embargo, esto significaba que después de cada impresión sucesiva no podían retroceder. Aunque Cranach no utiliza este método, fue una obra fundamental que mostró la complejidad con la que trabajaba Picasso.

Más allá de la técnica del grabado, Cranach es un excelente ejemplo de la afición de Picasso por reinterpretar obras de pintores de la Antigüedad. En cierto sentido, Picasso era como un compositor que creaba variaciones sobre un tema -pensemos en Paul Hindemith componiendo Metamorfosis sinfónica de temas de Carl Maria von Weber. Al reinterpretar las obras, Picasso presenta su propia visión de los temas de los maestros antiguos al tiempo que se pone en diálogo con sus obras. Estas conversaciones deconstruyen y reconstruyen las ideas de influencia y el propio acto de pintar. La más importante de estas reinterpretaciones es la obra de Picasso Las Meninas que remezcla la obra de Diego Velázquez en el Museo Nacional del Prado de Madrid. La serie se inició en 1957, un año antes que Cranach. Otros artistas, como Richard Hamilton, incluso reimaginan la propia interpretación de Las Meninas de Picasso.