En lugar de romper con la historia del arte, la serie Woman se inscribe en un linaje de artistas que pintan a mujeres (y en particular a mujeres desnudas). Por ejemplo, tanto de Kooning como Picasso reimaginaron la forma femenina y desarrollaron nuevos enfoques de la pincelada, pero mantuvieron un vínculo con la historia de los desnudos femeninos. Y, al igual que Picasso, de Kooning deconstruyó las nociones convencionales de proporción, dejando a un lado la geometría para realizar exámenes psicológicos más detallados y una técnica que traspasaba los límites y exploraba la posibilidad del plano visual.

Lo nuevo para de Kooning era la incorporación de la cultura popular de consumo para crear sus mujeres, utilizando la imagen de modelos pin up y estrellas de cine. Fue un artista pop, Robert Rauschenberg, quien se cruzaría con de Kooning. Rauschenberg se dirigió a de Kooning para pedirle una obra que pudiera borrar. Rauschenberg eligió a propósito a de Kooning por su posición como uno de los artistas más importantes del país. Asimismo, al concederle el permiso y una de sus obras, uno de sus dibujos de la Mujer, de Ko oning reconoció el poder del arte y sus posibilidades.

Por estas razones, museos de todo el mundo han clamado por incluir una de las series de Mujeres de Kooningen sus colecciones. De los seis cuadros que componen el núcleo de la serie original, los dos primeros se encuentran en el Museo de Arte Moderno de Nueva York. El Museo de Arte Moderno adquirió Mujer I en 1953, un año después de su finalización, y su comité declaró que "el cuadro les parecía bastante aterrador, pero que tenía una intensa vitalidad y les gustaba la calidad del color".