Los relieves monocromáticos de Sérgio de Camargoexploran la relación entre masa y vacío utilizando formas geométricas simples como cilindros y prismas para crear intrincadas composiciones. Similar a las obras de Enrio CastellaniSuperfici Bianca y los icónicos relieves de clavos de Günther Uecker, los intrincados relieves cilíndricos cortados son la piedra angular del vocabulario artístico de de Camargo, creando ondulaciones de luz y sombra en la superficie de la construcción, vibrando y metamorfoseándose constantemente con el movimiento tanto de la luz como del espectador. Como resultado, una construcción como Relieve nº 194 de 1968 es tanto como cualquier otra cosa una obra de arte que debe experimentarse en el espíritu de artistas del Op como Jesús Rafael Soto, de modo que el espectador y su entorno dictan la percepción de una superficie escultórica que parece desvanecerse y disolverse. La matriz densa y compactada de la superficie material del relieve sugiere la tierra, lo orgánico, lo vegetal, lo cristalino. Pero, tal y como se experimenta, proporciona los medios para manifestar su opuesto: lo inmaterial, la luz, el aire y una misteriosa unidad.